Me resulta interesante a veces observar a mi gato las cosas que hace, la manera de comer, como duerme y en general toda su personalidad. Cuando llego a mi vida el estaba muy herido, había sido quemado con agua caliente y atacado por otros animales en vista de su fragilidad. Me quedé pensando en que a veces las personas pueden ser como "gatos heridos" que necesitan apoyo pero que en cambio en sus momentos más frágiles son atacados y rechazados, para terminar volviendose desconfiados y solitarios.
Con el tiempo mi gato mejoró gracias a todos los cuidados que recibió, empezó a sanar lentamente pero constante.
Se que cada persona tiene heridas distintas pero creo firmemente que con el apoyo adecuado todas ellas pueden sanar, no será un proceso rápido, lo más importante es que sea constante incluso cuando crees que nada está mejorando.
Con amor, Almey Amada